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El Caracol que aletea como una Mariposa

A comienzos del siglo XX, contaba Francisco Kafka que al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontrose en su cama convertido en un monstruoso insecto. Ese el el abrupto comienzo de una historia que nos sitúa en una realidad  distinta, la del universo de LA METAMORFOSIS, convertido en un bicho acompañado de su familia: sus padres y su hermana.

El escarabajo va tomando posesión del cuerpo de Samsa y del espíritu de la persona y la relaciones en el interior de la casa se hacen más honestas, más TRANSPARENTES y cada miembro de la familia se va mostrando tal y como es. Su hermana se sacrifica por él, le cuida y le alimenta pero acaba traicionando a Gregorio pidiendo a sus padres que se libren del bicho. A esa traición habrá que añadir después la de su padre que le patea y le insulta siendo la madre es la única que tiene esperanza, la única que piensa en la reversibilidad de la situación. 

Pero a los gobiernos actuales no les hablemos de esperanza, demasiado tiempo a cuatro años vista. Lo más importante es la convivencia, la naturalidad y la libertad. Si aumenta la demanda de cirugía de reasignación de sexo, tratamiento complejo que no se puede financiar con designio divino como sucedía en la época de la Metaformosis de Ovidio, Papa Estado tendrá que poner los medios para que la cultura latina vuelva a reinar y Ceneo, Ifis y Tiresias puedan quitarse la máscara y dejen paso a su verdad.

El progreso es avanzar y, por supuesto, no se trata de volver a la Ley de Vagos y Maleantes del 33 que con aquel alocado fin de prevenir los delitos castigaba a las personas por su aspecto o comportamiento más que por actos concretos constitutivos de delito. No hablaba de delitos sino que sino que fijaba una serie de medidas de alejamiento, control e internamiento de los sujetos expedientados, hasta que se consideraba que éstos se habían reformado y habían dejado de ser peligrosos para la sociedad.

En aquella época, buena y mala según quien la mire, se crearon para ello campos de internamiento, y, al ser los motivos para la toma de estas medidas indeterminados, subjetivos y poco definidos, se dejaba en manos de las autoridades la suerte de aquellos que menos podían defenderse por sus escasos recursos o simplemente por el rechazo social que pudieran despertar.

Se incluían en estos grupos a pobres “sin techo”, enfermos mentales, alcohólicos, mendigos, etc. y, como se les había pasado en la primer enmienda, en 1954 incluyeron el internamiento de los homosexuales en establecimientos de trabajo o colonias agrícolas. Después, aunque derogada más tarde, la Ley de peligrosidad y rehabilitación social innovó a alto nivel creando un nuevo tipo penal denominarescándalo público por la gracia de Dios si se contravenían los roles de género. 

Ahora, como decía Leopoldo Abadía en un artículo de Linkedin que han censurado, el Gobierno confunde prioridades con urgencias y tiene que elaborar de forma rápida para tener un nuevo «Cántico de las criaturas» ya que afecta a más personas de las que parecía y que las familias, que deberían de ser las mejores asesoras, tienen prisa para tener una solución normativa que ponga fondos de luz sanitaria a este problema.

Por suerte, soy Consultor y no político y, ante un problema primero escucho al cliente y después tomo decisiones. Mi hija de 14 años, en caso de estar en esta tesitura, necesitaría aval paterno y si sus padres no estamos de acuerdo con el menor o entre nosotros tiraríamos de un defensor judicial, y los de 12 a 14 con autorización judicial. Ingenuo de mí, le pregunté sobre el tema la semana pasada: ¿Habéis hablado en clase de la Ley Trans? Su respuesta diáfana, irónica e informada fue como la de Gregorio Samsa: «El Gobierno nos deja ser libres, si te sientes caracol pues eres caracol y si te sientes mariposa, pues a volar por el mundo«.

La libertad de un niño no equivale a la apetencia de un menor en un momento, a sus deseos, sentimiento y opiniones porque para saber su verdadero INTERÉS, se debe de tener un profesional cualificado y, por supuesto, a su familia. Por supuesto que ninguna persona es enferma por su consideración de género, lo que hay que poner en duda es su madurez para la libre autodeterminación, como lo hacemos con las regiones independentistas. 

Las normas tienen que ser coherentes: al igual que yo, como PADRE, respondo de los delitos que cometen mis hijos según la ley, ellos no pueden adoptar una medida tan importante en su vida como cambiar de sexo sin contar con mi consejo, consentimiento y asentimiento. Como he comentado antes no tengo el oficio de político pero en esa nueva Ley del Ministerio desigual confunden conceptos que yo estudié en mi época de Humanidades: NO ES LO MISMO, como diría Alejandro Sanz, sexo (biológico) que género (cultural) que orientación (sexual) y un cambio no puede nunca convertirse en una moda de TikTok o de Instagram para cambiar el avatar de nuestras redes sociales.

Por supuesto que, como defiende hace años UNICEF, los niños y los jóvenes tienen los mismos derechos humanos generales que los adultos, y también derechos específicos derivados de sus necesidades especiales pero este tipo de decisiones no se toman una tarde de domingo viendo NETFLIX. Del decálogo de la ONU, desde la serenidad de la humildad y mirando hacia adelante, estas nuevas leyes dejan a los niños sin derecho a la salud, a la vida y a la protección con la excusa de un derecho a la identidad que puede ser, en algunos casos, un simple capricho de la edad o de la moda.

En DERECHO DE FAMILIA, el denominado interés del menor debe primar por encima de todo. Se trata del derecho del menor a que su interés superior sea una consideración que prime al sopesar distintos intereses para decidir sobre una cuestión que le afecta.

Por eso no es bueno que confundamos el interés del niño, niña o la transniñ@ con su deseo adolescente de ser caracol, mariposa o caballito de mar. Lo que necesitamos es crear nuevos «campos de internamiento político» a modo de rincón de pensar de los pequeños.

Las leyes de Igualdad deben de ser como la MIEL, no para la abeja reina sino para la COLMENA.

«El mundo de la política en nada se asemeja a los parvularios; en materia política, la obediencia y el apoyo son una misma cosa. Y del mismo modo que tú apoyaste y cumplimentaste una política de unos hombres que no deseaban compartir la tierra con el pueblo judío ni con otros ciertos pueblos de diversa nación -como si tú y tus superiores tuvierais el derecho de decidir quién puede y quién no puede haber el mundo-, nosotros consideramos que nadie, es decir, ningún miembro de la raza humana puede desear compartir la tierra contigo. Esta es la razón, la única razón, por la que has de ser ahorcado.“  Hannah Arendt, nos enseñó que los movimientos prosperan gracias a la destrucción

Alberto Saavedra at imita.es Chief Vissionary Officer

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