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No es país para aMazón

En 1994, un hombre llamado Jeff Bezos, armado con un sueño y una campana que sonaba cada vez que alguien hacía una compra, fundó una empresa en un garaje, a Dios Gracias no inundado, de su hogar. Sólo quería fundar una modesta librería online pero su idea se ha transformado en un imperio al modo español en el que nunca se pone el sol.

En imita, siempre ponemos muchos «peros» a los fundadores cuando nos proponen un nombre de salida. Me ha pasado en los últimos meses que, ees expones el típico discurso de la fonética, que no se entiende el nombre, que las las marcas son evolutivas y repetimos como el abuelo cebolleta el caso de Amazon.

Antes de ser un lugar en el que encontramos todo, de la A a la Z como propone la flecha de su logotipo, Bezos consideró llamarla «Cadabra«, como en «Abracadabra«. Un abogado con buen criterio le hizo notar que sonaba demasiado parecido a «cadáver» y el Plan B fue «Relentless» (Implacable) que todavía si hoy visitamos relentless.com no hay que descubrir a donde nos lleva…

El bueno de Jeff huyó de lo macabro, quizá inspirado por las Sagradas Escrituras, porque su asesor sabía que cuando llega el diluvio y aparecen cadáveres los buitres se juntan y andan al acecho con esa banda sonora de toques y repiques de campanas a muerto. Basta recordar que, en sus inicios, cada vez que alguien hacía una compra en Amazon, sonaba una campana en la oficina. El equipo se emocionaba tanto que dejaba todo lo que estaba haciendo para ver de dónde venía el pedido.

Sobra decir que no hacía falta pedir que procesaran el pedido para lanzar a los reponedores a realizar maniobras sin necesitar de ninguna orden del presidente de turno ni del jefe de escuadrón: cada persona cumple su competencia o misión sin omitir el deber de ayuda obligado por pertenecer a la organización. Son las mimbres de lo que nos enseñaron en la Escuela de Teleco, tecnología asíncrona, aquella que se basa en la capacidad de realizar tareas o procesar solicitudes de forma independiente, sin necesidad de que una acción espere la finalización de otra. Este enfoque mejora la escalabilidad, el rendimiento y la eficiencia y, sobre todo, puedo estar en paralelo entregando paquetes en Paiporta, Catarroja o en la rambla del Pollo.

Me acuerdo de estos municipios afectados por la penúltima DANA que esperaron días para recibir ayudas, mientras que en Amazon puedes rastrear tu paquete en tiempo real y usa Inteligencia Artificial para predecir la demanda de productos. Con alertas meteorológicas cinco días antes podíamos destinar los fondos europeos para desarrollar los algoritmos que predigan qué recursos serán esenciales tras un desastre pero creo que se encuentran en el mismo lugar que los desaparecidos, allí donde habita el olvido.

Pero lo más importante es la experiencia del usuario, del ciudadano, poner al cliente en el centro. Mientras Amazon diseña todo para nuestra comodidad, nuestros Gobiernos del reino de Taifas conviven en el caos con entregas tardías y pérdidas de paquetes, sin protegernos de la crisis ni gestionarla cuando llega y, lo que es peor, dando muestras evidencias de la brecha tecnológica que nos desangra. Parafraseando al gran Emilio Aragón, menos Kit Digital y más trabayar para modernizar esta España nuestra.

Mientras Amazon redefine continuamente la innovación, entregando paquetes con drones y optimizando sus operaciones con Inteligencia Artificial, los gobiernos, como estos que nos lideran por ser diplomático, parecen operar con herramientas y enfoques del siglo pasado. La reciente DANA no solo expuso vulnerabilidades en infraestructura, sino también una preocupante falta de innovación en la gestión pública. Con tecnología moderna, es posible prever inundaciones y coordinar recursos con días de antelación. Sin embargo, los afectados de la DANA sufrieron una respuesta tardía, federalizada y desorganizada.

Amazon sabe en todo momento dónde está tu pedido, cuántos minutos faltan para que llegue y qué hacer si algo sale mal, nadie sabía con precisión cuántas zonas estaban inundadas, qué carreteras eran transitables o cuántos ciudadanos necesitaban asistencia urgente. Los datos llegaron tarde, incompletos y, en algunos casos, no llegaron.

¿Por qué no hay Amazon Prime para Emergencias? Amazon Prime garantiza entregas rápidas y fiables, incluso en circunstancias complicadas.

En contraste, la respuesta pública sigue dependiendo de sistemas lentos y «burrocráticos» que propiciaron que vecinos de las zonas afectadas esperaron días para recibir ayuda básica. Con drones o sistemas automatizados de distribución (que ya existen en todo sector privado), esta espera podría haberse reducido drásticamente. Con tecnología bien implementada, podemos cambiar un modelo reactivo y burocrático que ha hecho honor al nombre de DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) por uno proactivo, eficiente y centrado en la seguridad de los ciudadanos.

En cuanto a los líderes, ahora que ya parece que se puede hablar, Jeff Bezos no solo creó Amazon, fue su cara visible y asumió tanto éxitos como fracasos. En el caso de la DANA, el liderazgo político ha brillado por su ausencia. Mientras el rey Pedro repartía culpas entre comunidades autónomas y municipios, los ciudadanos afectados seguían sin respuestas claras. La falta de un líder único que asuma la responsabilidad es una de las mayores debilidades de nuestra democracia en la que la POLÍTICA en letras mayúsculas es un buen siervo pero un malísimo señor.

Quizá el único que parezca que salve al pueblo sea un tal Felipe que, por si mis fieles lectores no lo saben, es también el Rey de Jerusalén, título que han heredado los monarcas españoles desde la época de los Reyes Católicos cuando ocupan el trono y gozan de ese título honorífico o de pretensión. La pena es que no tenga capacidad de dar órdenes a Israel o Palestina para que dejen de matar inocentes pero si debería de ser capaz de misionar, cuál golpe de estado, a esos militares que están acuartelados o corren en las mañanas de niebla por las calles de mi ciudad de Salamanca cuando llevo a mis hijos al colegio.

Dicen que soñar es gratis y llegará el momento en que los políticos no decidan por nosotros y lo hagan avatares técnicos generados por Inteligencia Artificial. Llegado ese momento podremos imaginar un futuro donde todo funcione como Amazon: con centros de emergencia optimizados, drones entregando ayuda en zonas aisladas, aplicaciones que muestren el progreso del desastre en tiempo real conectando a las personas con los recursos en segundos y, sobre todo, un compromiso absoluto con la experiencia del ciudadano, del cliente, de la persona.

Cuando la voluntad política y el liderazgo faltan, la DANA nos ha dejado una lección clara: en los momentos más críticos, cuando los sistemas públicos fallan, el pueblo responde con solidaridad, creatividad y acción. Vecinos rescatando vecinos, jóvenes de cristal organizando ayuda y comunidades reconstruyéndose juntas. Pero esta fuerza colectiva no debería ser la única línea de defensa.

Si el pueblo ya salva al pueblo y la administración tarda en llegar, la unión del ingenio humano y los avances tecnológicos puede marcar la diferencia entre el caos y la esperanza. No se trata solo de que «el pueblo salve al pueblo«, sino de garantizar que, cuando lo haga, lo haga con los mejores recursos posibles.

Nuestro futuro y el de nuestro hijos de diamante no está en esperar a que lleguen los rescates sino en convertirnos en nuestros propios héroes.

«Qué buen Vasallo sería, si tuviera buen Señor». Así relata el Cantar del Mío Cid, la lealtad que Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador a pesar de ser calumniado y desterrado por dos veces, le profería al Reino de Castilla y León y por ende a su Rey, el mismo que le calumnió y desterró.

Alberto Saavedra CXO imita.es Chief Exponential Officer

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