Según expresa la Gramática de la Lengua española el futuro imperfecto es un tiempo verbal de indicativo con el que podemos expresar predicciones, promesas o creencias en el futuro. Como su nombre indica, se refiere a acciones que todavía no han ocurrido (futuro), que no están acabadas (imperfecto) y que se expresan con una única forma verbal (simple). Es el modo natural de hablar del porvenir en nuestra lengua, quien desobedeciere las leyes será castigado.
Las leyes son concebidas para beneficiar al bien común y no conviene legislar en futuro imperfecto porque ese rédito se pueden convertir en un errante sinsentido. Como muestra el botón de la Nota de Prensa publicada por Hacienda el pasado jueves para legislar el «bono gasolina» con el que «España responde» (presente simple) en la que la Agencia Tributaria tutea las pymes del sector sobre su porvenir a 24 horas: «la solicitud se colgará, los primeros abonos se efectuarán, la próxima semana se iniciarán….»
Al día siguiente se publica y entra en vigor el Real Decreto, con esa letra pequeña que explica como se implementa el desagravio comparativo entre las estaciones de provincias y las tres grandes multinacionales que seguirán ampliando su fondo de comercio gracias a una improvisada normativa. No deja tiempo de respuesta ni para los transportistas ni, por supuesto, para los gasolineros de provincias que tienen que anticipar el dinero y financiar al Estado en tiempo real.
Nuestros políticos y sus asesores saben legislar con este modus operandi porque recibieron el Bachillerato Unificado Polivalente cuyo éxito radicaba en impartir asignaturas tan fuera del currículum moderno como Lengua española y Literatura que servía para aprender de los escritores que pasaron por aquí antes que nosotros a hacer dictados, conocer los diptongos y los hiatos, usar los prefijos y sufijos o dominar la conjugación de los verbos, así como los adjetivos, las conjunciones o los adverbios.
En esa etapa educativa los políticos de antaño también tuvieron la ocurrencia de programar un temario para enseñar «Geografía e Historia» que obligaba a los alumnos a conocer la cronología del mundo contemporáneo con el fin de conocer lo que sucedió en cuanto a marginación, segregación, control y sumisión en la Conquista de América o la desigualdad social y la disputa por el poder de la Revolución Francesa, hechos irrelevantes para el futuro digital de nuestro mundo.
En el 2018, El Congreso se comprometió a reforzar la Ética de la ESO y lo ha cumplido suprimiendo por completo la signatura de Filosofía. Eso significa que los alumnos pasarán toda la enseñanza básica sin estudiar esta materia que se impartía como asignatura común tanto para la rama de ciencias como la de letras y se sustituye por unas prácticas no remuneradas de Digitalización o Economía y Emprendimiento o Servicios a la Comunidad como hacen en Estados Unidos para reinsertar a los jóvenes díscolos. Supongo que los creadores del Real Decreto de Educación no se les ha ocurrido consultar a las empresas tecnológicas sus necesidades de talento para validar el modelo.
Pequeñas compañías sin futuro como Facebook, Samsung, Google, Microsoft o Telefónica hacen los desarrollos del mañana basados en Inteligencia Ambiental y necesitan sociólogos, humanistas y filósofos que les ayuden a entender las connotaciones éticas de las máquinas inteligentes. También demandan historiadores y arqueólogos para crear entornos históricos en la realidad virtual y los psicólogos son el motor de los algoritmos de las redes sociales, y quizá en ese nuevo orden mundial, utilizaremos análisis de datos podremos tomar las mejores decisiones políticas para el bien común.
Es lógico que a los legisladores no les interesen estos nuevos gurús de las empresas que, gracias a la búsqueda del conocimiento, poseen las herramientas creativas y el pensamiento crítico para resolver los desafíos éticos de la nueva era digital. El futuro no necesita respuestas, ni resolución de problemas sino aportar preguntas que construyan una sociedad mejor.
Si antes de legislar, como recomendamos los trabajadores de la Innovación, observaran lo que están haciendo alrededor contemplarían que en Noruega es un filósofo el que ayuda a administrar el fondo de pensiones del gobierno reorientando los ingresos del gas y el petróleo hacia inversiones públicas o conocerían el caso de Peter Thiel, filósofo de formación que fue capaz de integrar necesidades de todo el mercado para crear una plataforma de pago universal llamada PayPal.
Estas personas quizá no resuelvan problemas concretos pero habrían asesorado a los políticos con el simple argumento de que el mejor gestor no administra sino que previene. Seguro que habrían relacionado los problemas de los gasolineros con los de los transportistas para superar el problema con conjunción entre las partes relacionando conceptos que aparentemente no tienen nada que ver entre sí. Son perfiles necesarios para que las leyes sean útiles porque son personas que se cuestionan la realidad y el porqué de las cosas y son capaces de vivir en la frontera sin miedo a experimentar, fusionar, hibridar…
Todo cambia y mientras que aquel poco didáctico B.U.P. la evaluación se realizaba mediante notas literales y tenía carácter de continua, existiendo dos convocatorias globales, la de Suficiencia (en junio) y la de septiembre, ahora los números sólo sirven para medir las cifras del COVID, el índice de la inflación o el número de escaños que le corresponde de forma alícuota a cada partido político. Ahora nuestros hijos no tendrán notas numéricas, los exámenes de recuperación, los itinerarios y el límite de suspensos para pasar de curso y obtener el título de Secundaria.
Por supuesto que hay que dejar respirar a los números, esos que nos enseñan a entender la realidad porque tienen emociones, no se les puede agobiar. Lo mejor para dejarlos tranquilos es quitar todo lo relativo al razonamiento deductivo, esos sucios logaritmos que pueden hacernos pensar y el Álgebra de conjuntos para que no se sienta excluida por tener un determinante que habla de su masculinidad o porque hay una intersección que no tiene siglas. Lo mismo haremos con los números romanos que no saben gestionar su afectividad y se ven abocados a desaparecer de la realidad y viajar al mundo de los imaginarios donde habita el olvido.
Lo que es evidente es que este Real Decreto que marcará la EDUCACIÓN Y EL FUTURO de la nueva generación es lo que llamaríamos en Innovación radical o disruptiva, es decir la irrupción de un nuevo modo de educar a nuestros hijos, una nueva manera de formar a la población y crear un mercado emergente de ciudadanos mínima capacidad de pensamiento crítico.
Nunca pretendí la Gloria, como decía Machado, pero dejo para la posteridad digital una simple regla de tres: si de cien políticos tenemos a 5 que son corruptos y otros 5 que no se preocupan por el medio plazo de los ciudadanos, despejen la incógnita con los treinta mil que hay en España. Quizá a alguno les resulte más fácil utilizar el mínimo común denominador para resolver el problema pero entonces para ese sesgo repetir curso no sería una excepción.
No se preocupen señores diputados, senadores y legisladores que todo llega y todo pasa porque lo nuestro es pasar y, parafraseando al buen político Abraham Lincoln, el camino del aula de esta generación será la filosofía del gobierno en la siguiente.
Así que aguarden un imperfecto futuro que esta por venir. Si nos falla la base, nos falla todo.
«Un hombre que nunca ha ido a la escuela podría robar un vagón de carga, pero si tuviese una educación universitaria, podría robar el tren entero.» Theodore Roosevelt, presidente demócrata y sin embargo republicano.
Alberto Saavedra at imita.es Chief Vissionary Officer