Esta inyección de dopamina les hace que entren en una especie de trance, similar a lo que sucede cuando juegan con bloques de LEGO, lo que también explica que no respondan cuando les hablo. Este fenómeno se llama “experiencia de flujo” y tiene diferencias al usar tablets y smartphones o cuando nosotros jugábamos con el TENTE. Cuando juega al LEGO, el niño decide cuándo ha terminado. En el otro caso, la iniciativa la lleva la máquina gracias a la cocaína que introducen desde Silicon Valley.
Los expertos de la Asociaciones de Pediatría nos dicen que las buenas aplicaciones deberían centrarse en educar a los niños y facilitar la conversación entre padres e hijos, nunca interponerse en su relación. Nos recomiendan que estemos presentes para que la Tecnología no capture a nuestros hijos ya que deben dedicar la mayor parte de su ocio a juegos físicos, interacción y pasatiempos no estructurados.
En 2010, según el New York Times, el iPad fue nombrado juguete del año. Este reconocimiento no es sorprendente cuando sabemos que la Tecnología se ha convertido en el salvavidas de los padres modernos en momentos de crisis o, simplemente en algunas ocasiones, en el comodín cuando queremos que nos dejen tranquilos disfrutando de nuestro espacio vital. Los hijos necesitan el contacto con sus padres, sus hermanos y sus amigos, esos deben ser las mejores apps para su crecimiento, madurez y desarrollo.
Quizá no se trata de rechazar lo bueno de la Tecnología sino de romper con la libertad de uso que le damos a nuestros hijos de la misma. Abogo por un buen control parental que haga que los niños se distraigan en un ecosistema abierto, como decía Da Vinci, que les permita desarrollar su «capacidad de observación«, uno de los elementos fundamentales para innovar y hacer crecer ideas de la nada.
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ReggieZ
Very interesting details you have mentioned, regards for
posting.!