
Escuchaba hace un par de semanas en un Foro de Competitividad en Valladolid a Kosiri Cabezas del Grupo Teléfonica, hablando sobre Transformación Digital , eso que tanta falta nos hace a las pymes, mencionar la palabra Inspiración. Precisamente eso es la lucidez: ese estímulo repentino que siente una persona y favorece todos los prismas de su creatividad, que le hace buscar mil y una soluciones a un problema o incubar la generación de nuevos proyectos innovadores que supongan beneficios en nuestro mundo.
En imita estimulamos la innovación conociendo los pormenores de nuestro hemisferio izquierdo para aletargar esa parte que nos hace ser lógicos, tener hábitos y hacer las cosas del mismo modo. Despertamos el hemisferio derecho que es el que nos seduce para gestionar las emociones, los sentimientos y las percepciones, es ahí dónde está la imaginación y la creatividad, la parte que nos ayuda a disfrutar de pensamientos más diversos.
Del mismo modo que pensamos en las necesidades de los clientes, la innovación en el mundo de hoy ya no es una opción para la empresas sino una cuasi-obligación, una necesidad. Así lo hizo un grupo de artistas callejeros de Quebec cuando decidió canalizar sus pasiones artísticas de otra manera para crear una nueva forma de entretenimiento que deslumbrara al público del todo el mundo.
Los emprendedores somos como Guy Laliberté, ese visionario, además de equilibrista, que ha conseguido fusionar los negocios con el arte, la rentabilidad y el riesgo, el caos productivo con el esfuerzo creativo. Su fórmula mágica radica en que ha logrado captar clientes a los que no les gustaba lo que vendía. Ha inventado un nuevo producto eliminando lo que, a través de la historia, había sido básico, los animales. Evolucionar a un modelo de negocio sin estrellas les ha permitido crecer con una constante búsqueda de la perfección, la estética y la excelencia.
El Circo del Sol demuestra que ser pionero también tiene el riesgo de crear el concepto y luego ser imitado pero nos ofrece certidumbre sobre la enorme importancia de la Innovación como exigencia de supervivencia, sea cual sea la presión competitiva y reafirma a la vez, la independencia de la tecnología. Obviamente, en la otra orilla, existen sectores tradicionales que se despiertan una mañana viendo que la Tecnología lo ha cambiado todo, como es el caso de los taxistas o el sector turístico y hotelero.
Este ejemplo corrobora nuestra tesis que rechaza uno de los mitos de la Innovación: cualquier persona puede ser «novator». Aunque los medios de comunicación adulen esa «lucidez visionaria» y vistan de genios a algunos personajes de nuestra sociedad, la Historia avala que la mayor parte de las grandes innovaciones tienen un origen modesto basado en la metodología imita: la observación atenta y vigilante de la realidad.
La teoría de la cordura que propuso Alfred Korzybsky en su obra Semántica General, decía que el hombre cuerdo es el que se encuentra ajustado al mundo de igual modo que el mapa no es el territorio al cuál representa pero, si es correcto, tiene una estructura similar al territorio, lo que explica su utilidad. Si somos constructores de un cerebro innovador, podemos ser útiles para nuestra sociedad.
En imita trabajamos cada día para ser como los delfines con el fin de jugar un papel clave en el crecimiento y desarrollo de las empresas. Esta premisa nos obliga a permanecer vigilantes durante todo el tiempo y ser, como especifica Brian Branstetter en su estudio sobre estos mamíferos, «centinelas permanentes del mar».
Somos la armonía que necesitas en tu empresa.
Equilibramos el hemisferio izquierdo y derecho para conseguir que tu empresa consiga los objetivos propuestos.
Sólo necesitas tu actitud, mentalidad e ilusión para reinventarte.
